El PRI de Texmelucan, en su 89 aniversario.
ecuerdo perfectamente la noche de aquel domingo 4 de julio del 2010, en la que Javier López Zavala mordió el polvo frente a Rafael Moreno Valle Rosas, vi llorar a muchos priistas, lágrimas de verdad, de esas gotas de agua salada que salen de los ojos de los seres humanos y escurren por las mejillas muy lentamente y con un sabor de impotencia y de dolor, bien poéticas, las que corren por las mejillas acompañadas de enormes suspiros que hacen sangrar al corazón. Vive Dios que lo vi con estos ojos que un dia se tragarán los gusanos; y lo recuerdo como si fuera ayer.
Pese a ello, Carlos Sánchez Romero era arropado por sus amigos, por sus compañeros de partido, alto, guapo, joven, triunfador, seguro de sí mismo y como los toros de lidia, creciéndose al castigo caminaba con el coraje de cualquier nuevo priista y decía, “no importa, vamos a salir adelante” “perdimos la gubernatura, pero ganamos la presidencia”.
Acto seguido la marcha del triunfo se hizo acompañar, al filo de las primeras horas de la madrugada, y desde la casa del partidazo en la calle Francisco I. Madero, de la colonia Domingo Arenas, justo a la vuelta de mi casa, con el escándalo de las motos, un grupo bien banda, rechinaban los motores, los priistas eufóricos gritaban y lloraban, dolor, tristeza y alegría.
Y ¿cómo no? Si Carlos Sánchez Romero había ganado la presidencia de San Martín, para la administración 2011-2014 a pesar de Mario Marín Torres que le había apostado a Edgar Salomón Escorza, ¡el amigo de sus hijos suyos de él! ¡del gobernador en turno!
Y con Teodoro Ixtlapale Caporal como suplente y con Jorge Alberto Pedraza de Sindico advertía de un nuevo comienzo. Los momentos más álgidos se derrumbaron en la pared del silencio. Un buen presidente nunca hizo públicas sus diferencias con su síndico, y éste, a su vez, sobrevivió a lo propio con su director general de gobierno, ¡los hombres del poder!
Más tarde, en su sueño de llegar a San Lázaro y con un permiso temporal en la mano, el cargo del presidente municipal, Carlos Sánchez fue ocupado por una figura femenina, de cuyo nombre ni siquiera me acuerdo; ocupó la suplencia, recuerdo que tenía braquetes, pero no era desbocada, ni mucho menos intrépida, más bien era muy gris, nunca estuvo a la altura del reto, pero había un equipo de notables para sacar adelante el proyecto.
Finalmente Carlos Sánchez llegó a San Lázaro, el equipo se depuró el 13 de septiembre de 2012, fecha en que Teodoro Ixtlapale Caporal, después de un gran litigio, logró su derecho constitucional a ejercer la presidencia municipal, el resto del cabildo sobrevivió como pudo y en la siguiente elección constitucional algunos descalabrados, amigos del ”Pacha” (así le dicen sus amigos) demostraron lealtad estoica al líder del nuevo siglo, pero siguió desdibujándose cuando Rubén Garrido, con la ayuda de “todos” (todos quiere decir: léase todos: los propios, los extraños, los de casa y los de enfrente) le apostaron a su triunfo y a la derrota, en las urnas, de Angelica Salazar, la esposa del líder; por ello Rubén Garrido llegó a San Lázaro a ocupar la misma curul de este distrito de San Martin Texmelucan, la gran coalición acaparó los triunfos. Nueva legislatura, nueva administración.
En esa elección intermedia Edgar Salomón también mordió el polvo, su derrota frente a José Rafael Núñez Ramírez apuntó mil historias por escribir en los siguientes 3 años.
Hoy a la vuelta de la historia en ese juego político y de poder a poder los astros se alinean para el segundo tiempo, Edgar Salomón entra con la astucia en las manos y la habilidad para negociar, a la carrera por otra curul en la 5 poniente, Rubén Garrido aspira a regresar a despachar en el edificio contiguo a la Plaza Crystal.
Carlos Sánchez, con una enorme descomposición y con una difícil “operación cicatriz” va con todo de frente a intentar doblegar a Edgar Salomón, a Noé Peñaloza desde Compromisos por Puebla pero ahora con muy pocos positivos para negociar y a hacer política y acuerdos con el poder que es hegemónico en Puebla desde hace más de 7 años.
Por fin sale a la luz un desencuentro con su ex síndico, a quien le ganó la partida al imponer a su amigo Edgar Macías Gois en la municipal de San Martín, aun por sobre los fueros de Javier Casique con su eterno amigo Enrique Doger Guerrero y con otros muy respetables priistas más, a quienes les declaró desierta la legalidad de una convocatoria priista, para salir al paso él y su suplente Joel Díaz Ramírez, quien sigue gobernando en Tlahuapan, a pesar de un supuesto permiso y con nulo talento político de burdas y caciquiles mañas, quien amaga e intimida a los policías y a los ciudadanos, para doblegarse frente al poder del huachicol.
Así arranca el tiempo constitucional de la elección, sin precedente, del 2018, en dónde sus aliadas priistas de ayer, hoy transitan por otros partidos, donde la falta de oficio político y de respeto a la legalidad y a los acuerdos políticos también fue cuestionada por los añosos y fortalecidos liderazgos de Huejotzingo.
Veamos pues como se recomponen los líderes, como se alinean los astros y como se mueven las estructuras… ya inició la recta final, veremos quién va a comer más pinole y quien va a morder el polvo, nos leemos el próximo lunes y diariamente en la plataforma, ya saben: #HastaDondeLaVidaAlcance
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